Los trabajos de soldadura tienen muchos riesgos para el soldador en cuestión. Algunos son bastante evidentes y populares, como es por ejemplo el caso de las altas temperaturas, lo que puede hacer que la persona soldando sufra de alguna quemadura grave por las distintas fuentes que van desde las llamas hasta el calor de radiación.
De igual manera conocemos que otro de los riesgos es la radiación UV, la cual puede producir daños irreversibles en la retina en caso de que se pase un tiempo prolongado exponiendo la visión directamente a las llamas sin ningún tipo de protección adecuada, como por ejemplo las gafas protectoras de cristal verde.
Pero uno de los mayores riesgos, especialmente por lo silencioso que puede llegar a ser, es el humo de la soldadura, el cual contiene elementos contaminantes que pueden provocar daños bastante severos a las vías respiratorias del soldador o de las demás personas que se encuentren en el espacio.
La intoxicación puede ser de 100 gramos cada año. Los pulmones y el sistema nervioso se pueden ver seriamente afectados por el humo metálico de soldadura, y en la actualidad se sabe que los daños son tan graves que pueden llegar incluso hasta el cáncer o el parkinson en muchas personas.
La verdad es que los síntomas de estos daños tan serios a la salud de las personas pueden tardar meses o incluso años en manifestarse de manera evidente, por lo que la prevención de estos riesgos es la mejor manera de cuidar la salud de las personas involucradas. Esta prevención viene dada principalmente por la ventilación del proceso, haciendo que los gases no se enclaustren, concentrándose y siendo verdaderamente dañinos. De igual manera es bastante recomendable escoger y cambiar algunos