Si usted suele trabajar con mucho metal en el trabajo, o incluso en la casa, así sea en construcción o hasta reparación y restauración de autos o antigüedades de metal, es muy posible que necesite una soldadora por puntos.
La soldadura por puntos, para aquellos que no la conocen, es el tipo de soldadura que a través de presión y temperatura, se calientan las dos piezas que se quieren soldar usando una corriente eléctrica con temperaturas lo suficientemente altas para la fusión y también se ejerce una presión entre las dos piezas a soldar. El proceso de soldadura de puntos es el más difícil entre los métodos de soldadura por resistencia. Cabe destacar que un gran punto a favor a la soldadoras de presión es que el proceso se considera limpio, rápido y fuerte.
Proceso de soldadura con soldadoras por punto
La soldadura por punto se realiza a través de una maquina especialmente hecha para este proceso, la cual cuenta con dos brazos que ejercen fuerza sobre el metal que se quiere soldar y a la vez aplica presión, teniendo al final de estos brazos los electrodos que no son consumibles. En esta máquina se introducen entre los dos brazos las láminas que se quieren soldar, de manera solapada, entre los electrodos que se encargan de pasar corriente y presión para producir varios puntos de soldadura y así unir la pieza.
La máquina de soldadura por punto posee un transformador, que tiene una bobina secundaria que suministra un voltaje a los dos electrodos de la máquina de entre 1 V a 10 V pues la resistencia que tienen las piezas a soldar es muy baja, que resulta en que la corriente que debe pasar por la zona a soldar es de alrededor de 500 amperios.
Generalmente la soldadura por puntos se usa casi exclusivamente en chapas o láminas metálicas, que normalmente están en el rango de entre 0,5 mm y 3 milímetros de espesor, y que aunque parezcan solo dos láminas muy delgadas, termina siendo un proceso para el cual se necesita un buen entrenamiento y práctica para alcanzar un buen punto de soldadura.
También es importante destacar el material que es usado en los electrodos, pues especializado para este tipo de trabajo por su gran duración, siendo una aleación de cobre con Cd, Cr, Be, W con el propósito de que tenga una baja resistencia y para poder aguantar a no deformarse bajo la presión que se aplica a las placas, así que su dureza está comprendida entre 130 HB y 160 HB.
Hay diferentes tipos de electrodos que se pueden usar para soldar en una soldadora a punto que pueden variar dependiendo del propósito o aplicación que requerimos. Cada electrodo tiene una función distinta. Hay cuatro tipos distintos de electrodos para la maquina: aquellos que se usan para aplicar altas temperaturas se llaman electrodos de radio; los que se necesitan para aplicar altas presiones son los electrodos de punta truncada; muchas veces se necesita soldar esquinas o llegar a rincones y espacios muy pequeños y para ellos usamos un electrodo excéntrico; también hay electrodos para poder acceder al interior de la pieza a soldar.
Entonces, cuando se tiene claro que el proceso consiste en pasar una corriente eléctrica de muy alta intensidad a través de los metales que se quieren soldar, podemos decir que como para alcanzar la unión la cual es de resistencia mayor al resto de los cuerpos de las dos piezas, se genera el aumento de temperatura en juntura, llamado el Efecto Joule. Así que en conclusión, aprovechando la gran energía eléctrica que pasa por las piezas y la temperatura que se genera, teniendo en cuenta la presión que es aplicada a las piezas a soldar, se genera finalmente la unión de una manera rápida. No obstante hay ciertos factores a tener en cuenta para poder realizar una buena soldadura, como que las placas o chapas de metal que se quieran soldar tienen que estar limpias y sin oxido, debido a que este último es causa de variaciones en el tamaño y opone resistencia a los puntos de soldadura, siendo un factor al cual hay que prestarle mucha atención, especialmente con las láminas o chapas de aluminio. Si llega a haber una la presencia más mínima de óxidos o suciedad, puede aumentas diez o más veces la resistencia total que se halle entre los dos electrodos de la máquina.
Este tipo de soldadura es aplicable a las láminas de casi todos los tipos de meta, a excepción del zinc y el plomo. En sí, la soldabilidad de los materiales y aleaciones depende totalmente de su resistencia eléctrica. Así que de acuerdo con lo último, los diferentes materiales se pueden agrupar en dos tipos: los que no conducen el calor de buena manera y poseen una elevada resistencia eléctrica, como los aceros, que se sueldan con una intensidad eléctrica baja pero en plazos de tiempo muy largos; y de conductividad elevada y baja resistencia a la electricidad, como el aluminio, el cobre y sus diferentes aleaciones que se sueldan en tiempos muy cortos e intensidades muy altas.
Los aceros se sueldan fácilmente, y aunque los aceros de temple son soldables necesitan un recocido porque al enfriarse la pieza se torna frágil; este recocido se aplica automáticamente en algunos modelos de maquinas de soldar. Los aceros inoxidables al cromo-níquel se sueldan bien corriente moderada, fuerte presión y tiempo de soldadura corto y preciso. El aluminio, el magnesio y todas sus aleaciones se pueden soldar con corrientes muy intensas durante tiempos cortos y controlando la cantidad de energía. El latón se suelda más fácilmente que el aluminio siguiendo el mismo procedimiento. El cobre es imposible soldarlo con otra lámina de cobre.
Hay que tener en cuenta que para soldar hay que tener cierto equipo de seguridad por las chispas y pedazos de escoria que pueden salir, así que se precisa unos lentes de seguridad con un poco de sombra, como de 5.0.
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